11º Congreso Internacional de Antropología AIBR
El fútbol de élite contemporáneo es visualizado como una poderosa herramienta de identificación, inclusión y tolerancia a la diversidad, capaz de trascender fronteras y culturas. Sin embargo, existen dos fenómenos contrarios a esta lógica: 1) a pesar de que en las grandes ligas hay un gran número de jugadores categorizados como “afrodescendientes”, persisten las actitudes racistas; y 2) pese a que en el fútbol femenino la mayoría de jugadoras se identifican abiertamente como “lesbianas” o “bisexuales”, apenas una veintena de futbolistas profesionales varones se reconocen públicamente como gais. En este sentido, las actitudes racistas han tenido más repercusión social y política que las expresiones homófobas, principalmente por el mayor predominio en la élite de futbolistas "racializados" que de jugadores reconocidos como gais. Mientras que el racismo ha sido fuertemente rechazado, la atención a la homofobia se ha mantenido en segundo plano. Estas problemáticas son inexistentes en el fútbol femenino, donde los incidentes raciales son escasos y la homosexualidad es más tolerada entre sus protagonistas. Considerar la intersección del género con otros aspectos de la identidad (“raza” y orientación sexual) resulta esencial para examinar dinámicas de discriminación racista y homofóbica en el fútbol profesional masculino y femenino. Combinando materiales observacionales directos (etnografía en estadios), participativos (concept mapping y entrevistas) y digitales (análisis de comentarios en redes sociales), se exploran las expresiones y prácticas de aficionados, futbolistas y público general, con el fin de discernir si la presencia y tratamiento de ambas formas de discriminación están ligadas a la categoría de género.
Los trastornos de depresión mayor, de estrés postraumático y el trastorno con síntomas somáticos son tres tipos sindrómicos de estrés, donde cada uno tiene relaciones diferentes con los diagnósticos psiquiátricos. El estrés se genera según las distintas condiciones de vida tanto culturales como biológicas, lo cual resulta en reacciones fisiológicas debido a presiones y alteraciones del medio que, en la actualidad, pueden afectar a las poblaciones más que en otras generaciones. El estudio de patologías relacionadas con el estrés y aspectos genéticos demanda la participación conjunta de la antropología y la genética poblacional. En este trabajo presentamos datos sobre tres genes de neurotransmisores involucrados en esta respuesta al estrés: 1) la monoamino oxidasa A (MAOA), que se ha relacionado con muchas enfermedades mentales y ha sido poco explorada en relación con la respuesta al estrés; 2) el polimorfismo en la región promotora del gen del transportador de serotonina (5HTT-LPR), el cual modera la influencia de los eventos estresantes respecto a la depresión; y 3) el polimorfismo del gen dopaminérgico DRD4. En este sentido, cobra relevancia la composición genética de la población mexicana, dada sus particularidades históricas y culturales. Algunos polimorfismos asociados a la respuesta al estrés que tienen que ver con dichos neurotransmisores muestran una correlación con las distancias geográficas a nivel macrorregional, así como con polimorfismos de las ancestrías prehispánicas paternas y maternas. Este hecho es interesante ya que gran parte de la población mexicana tiene una carga genética del ADN mitocondrial prehispánica, así como del cromosoma Y.
El fútbol de élite contemporáneo es visualizado como una poderosa herramienta de identificación, inclusión y tolerancia a la diversidad, capaz de trascender fronteras y culturas. Sin embargo, existen dos fenómenos contrarios a esta lógica: 1) a pesar de que en las grandes ligas hay un gran número de jugadores categorizados como “afrodescendientes”, persisten las actitudes racistas; y 2) pese a que en el fútbol femenino la mayoría de jugadoras se identifican abiertamente como “lesbianas” o “bisexuales”, apenas una veintena de futbolistas profesionales varones se reconocen públicamente como gais. En este sentido, las actitudes racistas han tenido más repercusión social y política que las expresiones homófobas, principalmente por el mayor predominio en la élite de futbolistas "racializados" que de jugadores reconocidos como gais. Mientras que el racismo ha sido fuertemente rechazado, la atención a la homofobia se ha mantenido en segundo plano. Estas problemáticas son inexistentes en el fútbol femenino, donde los incidentes raciales son escasos y la homosexualidad es más tolerada entre sus protagonistas. Considerar la intersección del género con otros aspectos de la identidad (“raza” y orientación sexual) resulta esencial para examinar dinámicas de discriminación racista y homofóbica en el fútbol profesional masculino y femenino. Combinando materiales observacionales directos (etnografía en estadios), participativos (concept mapping y entrevistas) y digitales (análisis de comentarios en redes sociales), se exploran las expresiones y prácticas de aficionados, futbolistas y público general, con el fin de discernir si la presencia y tratamiento de ambas formas de discriminación están ligadas a la categoría de género.
Los trastornos de depresión mayor, de estrés postraumático y el trastorno con síntomas somáticos son tres tipos sindrómicos de estrés, donde cada uno tiene relaciones diferentes con los diagnósticos psiquiátricos. El estrés se genera según las distintas condiciones de vida tanto culturales como biológicas, lo cual resulta en reacciones fisiológicas debido a presiones y alteraciones del medio que, en la actualidad, pueden afectar a las poblaciones más que en otras generaciones. El estudio de patologías relacionadas con el estrés y aspectos genéticos demanda la participación conjunta de la antropología y la genética poblacional. En este trabajo presentamos datos sobre tres genes de neurotransmisores involucrados en esta respuesta al estrés: 1) la monoamino oxidasa A (MAOA), que se ha relacionado con muchas enfermedades mentales y ha sido poco explorada en relación con la respuesta al estrés; 2) el polimorfismo en la región promotora del gen del transportador de serotonina (5HTT-LPR), el cual modera la influencia de los eventos estresantes respecto a la depresión; y 3) el polimorfismo del gen dopaminérgico DRD4. En este sentido, cobra relevancia la composición genética de la población mexicana, dada sus particularidades históricas y culturales. Algunos polimorfismos asociados a la respuesta al estrés que tienen que ver con dichos neurotransmisores muestran una correlación con las distancias geográficas a nivel macrorregional, así como con polimorfismos de las ancestrías prehispánicas paternas y maternas. Este hecho es interesante ya que gran parte de la población mexicana tiene una carga genética del ADN mitocondrial prehispánica, así como del cromosoma Y.
El fútbol de élite contemporáneo es visualizado como una poderosa herramienta de identificación, inclusión y tolerancia a la diversidad, capaz de trascender fronteras y culturas. Sin embargo, existen dos fenómenos contrarios a esta lógica: 1) a pesar de que en las grandes ligas hay un gran número de jugadores categorizados como “afrodescendientes”, persisten las actitudes racistas; y 2) pese a que en el fútbol femenino la mayoría de jugadoras se identifican abiertamente como “lesbianas” o “bisexuales”, apenas una veintena de futbolistas profesionales varones se reconocen públicamente como gais. En este sentido, las actitudes racistas han tenido más repercusión social y política que las expresiones homófobas, principalmente por el mayor predominio en la élite de futbolistas "racializados" que de jugadores reconocidos como gais. Mientras que el racismo ha sido fuertemente rechazado, la atención a la homofobia se ha mantenido en segundo plano. Estas problemáticas son inexistentes en el fútbol femenino, donde los incidentes raciales son escasos y la homosexualidad es más tolerada entre sus protagonistas. Considerar la intersección del género con otros aspectos de la identidad (“raza” y orientación sexual) resulta esencial para examinar dinámicas de discriminación racista y homofóbica en el fútbol profesional masculino y femenino. Combinando materiales observacionales directos (etnografía en estadios), participativos (concept mapping y entrevistas) y digitales (análisis de comentarios en redes sociales), se exploran las expresiones y prácticas de aficionados, futbolistas y público general, con el fin de discernir si la presencia y tratamiento de ambas formas de discriminación están ligadas a la categoría de género.
Los trastornos de depresión mayor, de estrés postraumático y el trastorno con síntomas somáticos son tres tipos sindrómicos de estrés, donde cada uno tiene relaciones diferentes con los diagnósticos psiquiátricos. El estrés se genera según las distintas condiciones de vida tanto culturales como biológicas, lo cual resulta en reacciones fisiológicas debido a presiones y alteraciones del medio que, en la actualidad, pueden afectar a las poblaciones más que en otras generaciones. El estudio de patologías relacionadas con el estrés y aspectos genéticos demanda la participación conjunta de la antropología y la genética poblacional. En este trabajo presentamos datos sobre tres genes de neurotransmisores involucrados en esta respuesta al estrés: 1) la monoamino oxidasa A (MAOA), que se ha relacionado con muchas enfermedades mentales y ha sido poco explorada en relación con la respuesta al estrés; 2) el polimorfismo en la región promotora del gen del transportador de serotonina (5HTT-LPR), el cual modera la influencia de los eventos estresantes respecto a la depresión; y 3) el polimorfismo del gen dopaminérgico DRD4. En este sentido, cobra relevancia la composición genética de la población mexicana, dada sus particularidades históricas y culturales. Algunos polimorfismos asociados a la respuesta al estrés que tienen que ver con dichos neurotransmisores muestran una correlación con las distancias geográficas a nivel macrorregional, así como con polimorfismos de las ancestrías prehispánicas paternas y maternas. Este hecho es interesante ya que gran parte de la población mexicana tiene una carga genética del ADN mitocondrial prehispánica, así como del cromosoma Y.
El fútbol de élite contemporáneo es visualizado como una poderosa herramienta de identificación, inclusión y tolerancia a la diversidad, capaz de trascender fronteras y culturas. Sin embargo, existen dos fenómenos contrarios a esta lógica: 1) a pesar de que en las grandes ligas hay un gran número de jugadores categorizados como “afrodescendientes”, persisten las actitudes racistas; y 2) pese a que en el fútbol femenino la mayoría de jugadoras se identifican abiertamente como “lesbianas” o “bisexuales”, apenas una veintena de futbolistas profesionales varones se reconocen públicamente como gais. En este sentido, las actitudes racistas han tenido más repercusión social y política que las expresiones homófobas, principalmente por el mayor predominio en la élite de futbolistas "racializados" que de jugadores reconocidos como gais. Mientras que el racismo ha sido fuertemente rechazado, la atención a la homofobia se ha mantenido en segundo plano. Estas problemáticas son inexistentes en el fútbol femenino, donde los incidentes raciales son escasos y la homosexualidad es más tolerada entre sus protagonistas. Considerar la intersección del género con otros aspectos de la identidad (“raza” y orientación sexual) resulta esencial para examinar dinámicas de discriminación racista y homofóbica en el fútbol profesional masculino y femenino. Combinando materiales observacionales directos (etnografía en estadios), participativos (concept mapping y entrevistas) y digitales (análisis de comentarios en redes sociales), se exploran las expresiones y prácticas de aficionados, futbolistas y público general, con el fin de discernir si la presencia y tratamiento de ambas formas de discriminación están ligadas a la categoría de género.
Los trastornos de depresión mayor, de estrés postraumático y el trastorno con síntomas somáticos son tres tipos sindrómicos de estrés, donde cada uno tiene relaciones diferentes con los diagnósticos psiquiátricos. El estrés se genera según las distintas condiciones de vida tanto culturales como biológicas, lo cual resulta en reacciones fisiológicas debido a presiones y alteraciones del medio que, en la actualidad, pueden afectar a las poblaciones más que en otras generaciones. El estudio de patologías relacionadas con el estrés y aspectos genéticos demanda la participación conjunta de la antropología y la genética poblacional. En este trabajo presentamos datos sobre tres genes de neurotransmisores involucrados en esta respuesta al estrés: 1) la monoamino oxidasa A (MAOA), que se ha relacionado con muchas enfermedades mentales y ha sido poco explorada en relación con la respuesta al estrés; 2) el polimorfismo en la región promotora del gen del transportador de serotonina (5HTT-LPR), el cual modera la influencia de los eventos estresantes respecto a la depresión; y 3) el polimorfismo del gen dopaminérgico DRD4. En este sentido, cobra relevancia la composición genética de la población mexicana, dada sus particularidades históricas y culturales. Algunos polimorfismos asociados a la respuesta al estrés que tienen que ver con dichos neurotransmisores muestran una correlación con las distancias geográficas a nivel macrorregional, así como con polimorfismos de las ancestrías prehispánicas paternas y maternas. Este hecho es interesante ya que gran parte de la población mexicana tiene una carga genética del ADN mitocondrial prehispánica, así como del cromosoma Y.